Interesante artículo extraido del periódico "El Confidencial", en su edición digital. Me ha gustado, y he realizado una síntesis del mimos. Como usuario de rádares aéreos, y proporciaonador de datos para FR24 y FlightAdware, con dos instalaciones de radares desatendidas remotas, me ha pareceido muy interesante todas las explicaiones que se vierten en la noticia, y que acontinuación cito. Disfrutar de la lectura!
El pasado 18 de agosto a las 17:05, el tuitero experto en aviación militar @jpartej dejaba un mensaje en su hilo sobre lo que estaba ocurriendo en Afganistán: "Nuestro A400 de regreso de Kabul". El mensaje hablaba del vuelo de vuelta que realizaba la primera aeronave mandada por España para evacuar al personal español y sus colaboradores del Kabul dominado por los talibanes, pero la información que daba no la sabía por las autoridades nacionales, ni siquiera por algún medio extranjero, una filtración o algún equipo especial, sino por una aplicación: Flightradar24. Este programa, una suerte de monitor independiente de la situación de los vuelos a nivel global, se ha convertido en una pieza clave en la batalla por la información en la evacuación de Afganistán como una fuente fiable y pública más, aunque pocos saben de dónde vienen o cómo realiza su seguimiento.
Desde que el pasado 16 de agosto la capital afgana cayese en manos de los talibanes y el aeropuerto de la ciudad se postulase como la única vía de escape del país, este programa se ha vuelto una herramienta más que fundamental para saber en tiempo real lo que ocurre en los cielos. Mientras las autoridades de las diferentes naciones, las redes sociales y los pocos medios que siguen sobre el terreno son las fuentes que cuentan más sobre lo que pasa sobre el terreno, Flightradar24 es un espía en los cielos, incluso utilizado a diario por nuestro Ministerio de Defensa.
Con más de 28 millones de visitas al mes, según Similarweb, y con el máximo pico de interés desde enero de 2020, según Google Trends, decenas de movimientos de todo tipo de actores se confirman, se señalan o incluso se adelantan al minuto gracias a una pequeña 'app' nacida hace más de una década en Suecia, que genera más de 20 millones de dólares de ingresos al año (según las cuentas de la compañía en 2020) y que no para de ganar más y más adeptos. No solo por situaciones como esta.
Hace solo dos semanas, cuando Messi volaba hacia París para firmar su nuevo contrato con el PSG, la web de esta compañía llegó a tener picos de más de 100.000 personas viendo en directo cómo el avión salía de Barcelona para acabar aterrizando en el aeropuerto de la capital francesa (hubo televisiones que hasta hicieron directo con su información) y hace unos días los fans del Elche estuvieron pegados a sus pantallas para ver el vuelo de Benedetto, su flamante fichaje, desde Marsella. Además, esta misma 'app' también ha ayudado en investigaciones internacionales como la del vuelo 9268 de Metrojet (KGL9268/7K9268) que fue atacado por el ISIS en Egipto, la de la aeronave de Malaysia Airlines que cayó en Ucrania con 298 personas a bordo o la del MH370 de Malaysia, que desapareció sin dejar rastro en 2014. En todos esos casos, como pasa ahora en Kabul, la aplicación sueca se convierte en una especie de ojo que todo lo ve.
En una época en la que se empieza a dar un peso específico a la llamada OSINT (Inteligencia de Fuentes Abiertas), este invento se ha convertido en una de las herramientas básicas para cualquier interesado en la materia que quiera saber qué pasa en algún lugar del mundo. A través de ella se pudo ver cómo influían los diferentes bloqueos entre la Unión Europea y Rusia tras la detención de un opositor en Bielorrusia y tuvo su primer gran reto en 2010 después de que una nube de cenizas de un volcán islandés detuviera miles de vuelos y colapsara el tráfico aéreo (se constituyó como empresa independiente en 2012). Pero ¿cómo un servicio secundario de una web de comparación de precios de vuelos se ha convertido en casi un estándar internacional? Todo se basa en una red de antenas que no, no son infalibles.
Su importancia ha llegado a tal punto que según explicaba uno de sus fundadores, Mikael Robertsson, a la cadena estadounidense ABC News en 2016, las agencias gubernamentales también están mirando con detalle a Flightradar24 y su tesoro de datos, e incluso grupos de funcionarios de varios gobiernos visitaban la sede de la compañía para hablar sobre cómo podrían colaborar o entenderse. "Usan nuestros datos y quieren saber cómo acceder a ellos más rápido", explicaba. Pero lo cierto es que su sistema no es único ni nuevo, aunque sí puede ser el más famoso y cuidado. Decenas de webs como PlaneFinder también usan sistemas similares e incluso comparten herramientas.
Red de antenas y voluntarios con agujeros
Por si nunca has echado un ojo a la web, su funcionamiento es tan sencillo que invita a pasarse horas mirando, y en eso se basa gran parte de su modelo de negocio. Este radar es capaz de capitalizar la atención que genera ver una y otra vez el tráfico aéreo en tiempo real y sustenta su negocio con publicidad. Solo tienes que ponerte el mapa del mundo delante e ir clicando en los diferentes avioncitos que cruzan el planeta como pequeños bancos de peces. Al golpear sobre alguno te aparecerán la trayectoria y una breve descripción del mismo con claves como el modelo y a quién pertenece la aeronave. Una información básica para entender su éxito. Pero no se quedan ahí, sino que también ofrecen planes de pago con suscripciones que van hasta los 500 dólares al mes y que dan datos hasta del clima y todo tipo de información privilegiada para empresas.
Esta forma de analizar, gestionar y pintar los datos (también los almacenan y los comparten con las autoridades para analizar problemas y accidentes) es lo que le ha convertido en un invento tan popular, pero la base de su tecnología es otra. Y se centra, aunque también utilizan herramientas como 'multilateración' o satélites, en algo llamado receptores de señales ADS-B. Estas pequeñas antenas que pueden estar en tejados de edificios, aeropuertos e incluso casas particulares, captan las señales que mandan los aviones y que les sirve para guiarse en sus vuelos. Toda esa información que reciben del aparato es mandada a Flightradar24 cada cinco segundos y su sistema hace el resto. En concreto, la empresa dice tener unas 20.000 antenas de este tipo repartidas en todo el mundo, lo que les da para cubrir casi todo el planeta, con algunos vacíos en Asia y África, principalmente, y claro, los océanos.
A esto hay que sumarle que para los pilotos llevar las señales ADS-B activadas no es obligatorio, es más, como explican expertos en seguridad y tecnología a este periódico, es más que común que la mayoría de los vuelos militares no aparezcan en la aplicación, ya sea porque apagan estas señales (en misiones reales pocos lo dejan puesto y más después de que en el conflicto de Libia muchas misiones aparecieran filtradas en páginas como Flightradar) o porque la empresa de forma proactiva decide taparlos. "Hay otras webs más pequeñas como Planeradar.ru o Globe donde la gente vuelca sus datos. La ventaja de estas webs menos populares es que no filtran los vuelos militares, ya que hasta hace bien poco Flightradar los eliminaba, aunque desde hace unos meses han empezado a mostrar más vuelos", comenta un experto en conversación con Teknautas.
Para remediar todos estos problemas, desde la compañía explican que están buscando diferentes alternativas, sobre todo con la idea de mejorar la cobertura y eliminar esos vacíos que, por ejemplo, hacen que los aviones desaparezcan en ciertas partes de Afganistán, como reportaban varios usuarios que siguen los vuelos españoles. Para ello, tienen un programa que busca atraer nuevos voluntarios que ofrezcan sus hogares para colocar antenas y dan una guía para crear tu propio dispositivo o puedes entrar en una selección para que te manden el 'kit' construido por la propia empresa. El servicio se da forma voluntaria y sin cobrar un solo euro a cambio, pero sí que recibes una suscripción completa valorada en casi 500 euros mensuales.
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