Todo el mundo en el sector de la Seguridad lo conoce como "la maleta", pero cada fabricante tiene distintos nombres técnicos para referirse a él. Del tamaño de un portátil de hace varias generaciones, el dispositivo es capaz de pinchar las conversaciones telefónicas de los terminales que se encuentren dentro de su rango, de su zona de alcance. Y por ello, la maleta está totalmente prohibida en España.
Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, pese al veto legal en el país, este dispositivo se ofrece desde hace años a los profesionales de la investigación pública y privada en España. ¿Cómo llega entonces un sistema de grabación de este tipo a suelo español? Por piezas.
Por norma general, lo que hacen los fabricantes dedicados a este tipo de tecnología es importar los distintos componentes que sirven para construir el dispositivo de escucha como si se tratara de piezas aisladas; placas electrónicas y otros componentes inconexos que entran en el país en miles de pedidos cada día.
Una vez están todos los componentes en España, un técnico de la empresa que lo comercializa se desplaza hasta el lugar, ensambla el equipo y lo configura con las necesidades del cliente.
¿Cómo funciona?
Lo que hace el sistema es, básicamente, tomar lo que en telefonía se conoce como la "posición dominante del operador". Es decir: la maleta hace pensar al teléfono que su señal es en realidad la de un repetidor de la red móvil, por lo que los terminales se dirigen a él para buscar cobertura.
Así, la maleta es capaz de registrar la información que le suministran los teléfonos que están en su rango (unos 300 metros, según fabricante), y eso permite conocer en tiempo real las conversaciones que se mantienen los teléfonos monitorizados.
Así, el pinchazo telefónico es puntual, no perdura en el tiempo si la maleta no está cerca del objetivo, y requiere que el operador del dispositivo de escucha esté siempre presente y con la movilidad suficiente como para seguir a la persona escuchada.
A favor, el aparato cuenta con la limpieza de que no requiere instalación alguna en sistemas de terceros, deja poca huella en el espectro radioeléctrico y su limitado tamaño hace posible que sea transportarlo con facilidad, dentro de un coche con lunas tintadas, por poner un ejemplo, sin llamar la atención.
Para evitar este tipo de dispositivos de escucha es común, como sucede en el caso de los miembros del Gobierno español, que importantes empresarios y altas personalidades utilicen en sus conversaciones sistemas encriptados de voz por IP. En ese caso, el tráfico de datos sí sería registrado por la maleta, pero la información sería indescifrable sin las claves criptográficas aplicadas para ocultar las comunicaciones. En el caso de los ministros españoles, todos utilizan desde hace años un sistema de encriptación programado por la tecnológica Indra.
Debate sobre su legalidad
Sin embargo, conocer las conversaciones de terceros no es el único uso que tiene este tipo de dispositivos. Además, la maleta es capaz de registrar los números de teléfono y distintos datos de todos los terminales que están a su alcance. Eso es especialmente utilizado por ejemplo para saber los números de teléfono y la cantidad de terminales que un tercero -un narcotraficante o un terrorista por ejemplo- lleva encima, aunque no estén a su nombre.
Este es el principal uso para el que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han reclamado el acceso a este tipo de tecnología. Sin embargo, su uso esta prohibido en España, donde son las compañías operadoras las que guardan los registros de datos sobre telefonía durante dos años y en teoría, solo se puede acceder a ellos con permiso judicial.
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