La polémica por la renovación de las licencias de radioaficionado en Costa Rica, ha hecho que TI2SW Arnoldo Alfaro contara a un periodista del diario costaricense La Nación como en una ocasión salvó a una niña hondureña de morir a causa de la mordedura de una culebra terciopelo.
Una niña fue mordida por una culebra terciopelo en La Ceiba, Honduras. La alerta llegó hasta el radioaficionado Arnoldo Alfaro.
Se necesita con una urgencia, un suero antiofídico para contrarrestar
el letal veneno. La vida de la menor estaba en riesgo y no aparecía al
antídoto.
“Me llamaron a mí y resulta que la Caja (Costarricense de Seguro
Social) no tenía (el suero). Llamé al Hospital de Liberia, porque creo
que en esa zona es donde hay más culebras terciopelo, y tampoco tenían”,
narró. Con una visión de servicio formada a lo largo de sus más de 50
años de ser radioaficionado, Alfaro no se dio por vencido y siguió
buscando el suero. “Me vine al CIMA y ahí estaba el antídoto. Valía
solo 5.000 colones. Llamé a la embajadora de Honduras aquí (en Costa
Rica) y le dije: necesito dejarle esto para que usted vea a ver cómo lo
envía a su país. Y esa dosis llegó a tiempo; la niña se salvó”, relata con gran satisfacción este veterano del espectro.
La emergencia, dijo, ocurrió hace dos años y aunque parece algo tan
sencillo, es una muestra de que esas pequeñas radios pueden salvar
vidas. La gran bondad de la radiocomunicación es que no tiene fronteras.
“El rey de Jordania hablaba con nosotros todos los días. El papá de
Alejandra Guzmán, Enrique Guzmán (famosa cantante mexicana), cada vez
que la hija venía aquí y ‘se jalaba una torta’ me decía: Arnoldo, andá a
ponerle orden”, recordó.
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