Durante muchas décadas, la radioafición encarnó la pasión por la comunicación, a partir de una postura colaborativa y solidaria frente a diversas situaciones e imprevistos en los ámbitos de contingencia donde su aparatología puede aportar soluciones.
Se trata de una actividad que, en la previa al florecimiento de las nuevas tecnologías, se había transformado en un recurso vital para organismos como Defensa Civil, frente a los requerimientos de auxilio, haciendo gala de sus sistemas de telecomunicaciones, los cuales hoy, en buena parte, fueron reemplazados.
Los radioaficionados afirman que el interés por aprender no se termina nunca. Se estima que unos seis millones de personas en todo el mundo participan regularmente de esta disciplina. Cada uno cuenta con siglas de identificación y una frecuencia, esos datos y el lugar de origen figuran en una especie de guía, recopilada en Internet.
Individualmente poseen un código “Q”, que está emparentado con el inicio de la telegrafía. Hay temas que están prohibidos de abordar como política, religión y raciales. Tampoco se puede transmitir música y lo más usual es hablar de la experiencia de uno y otro con diferentes equipos.
Bahía, pionera a nivel nacional en el desarrollo de un novedoso enlace
Daniel Primicia es uno de los referentes más identificados con el Radio Club Bahía Blanca. En diálogo con LA BRÚJULA 24, explicó la coyuntura actual: “Hasta que comenzó la pandemia, la institución estaba en pleno auge, pero debimos suspender las actividades y reuniones, dejando en funcionamiento solo los servicios para los socios, por ejemplo las repetidoras (una en Bahía Blanca y la otra en Sierra de la Ventana)”.
“Además desarrollamos un sistema llamado eco-link que permite comunicarse por radio con otras estaciones a través de Internet con el resto del mundo, entre otros servicios que no dependían de la presencia del operador en la sede, sino estaciones autónomas”, sintetizó, al tiempo que añadió: “A medida que se extendió la cuarentena, comenzaron a realizarse reuniones vía Zoom, tanto de Comisión Directiva como de socios para coordinar distintas actividades”.
Consultado en específico sobre los escollos que debieron sortear, Primicia enfatizó que “los proyectos que estaban en marcha y que, por distintos motivos, requerían presencialidad están suspendidos. Sin embargo, a partir de los encuentros virtuales, comenzamos a realizar una red inalámbrica similar a Internet pero a nivel de radioaficionados”.
“Con una red simultánea desarrollada en 5.8 Gigas podemos intercambiar información y son unos cuantos radioaficionados que se engancharon al sistema que permite dar respuesta a emergencias, pese a que no sea habitual en esta región que se requieran nuestros servicios frente a una urgencia o catástrofe. Somos los primeros en el país en instalar una red de este tipo, que igualmente permite la interconexión por Internet”, reflexionó con orgullo.
Sobre la realidad del Radio Club Bahía Blanca, postuló: “Actualmente, son 350 los socios y en la ciudad el número estimativamente supera los 400. La cifra exacta la tiene el Enacom, que es el organismo que nos rige y otorga las licencias, previo curso correspondiente y exámenes que se rinden en el mismo”.
“Los radioaficionados estamos utilizando Internet desde sus comienzos, principalmente para intercambio de información técnica y de experiencias, compartiendo proyectos en distintas partes del mundo. No obstante, desde la década del 80 ya disponíamos de una red no tan efectiva para intercambiar datos vía distintos medios de radio”, aclaró desterrando cualquier creencia errónea y que vaya por el camino contrario.
Inclusive, lo amplió del siguiente modo: “También nos valemos de Internet para las reuniones a través de Facebook o Zoom, donde se brindan conferencias y utilizamos este avance tecnológico para dar servicios del tipo receptores remotos, que uno puede operar a distancia desde cualquier punto del planeta, con varios operadores simultáneos. Esto significa que se puede estar con un receptor instalado en Europa para monitorear las estaciones que se escuchan por allá y, al mismo tiempo ver cómo se está llegando y de qué manera, sin necesidad de hacer un contacto con otro radioaficionado”.
“En simultáneo existen sistemas que permiten la comunicación local vía handie y esa voz entra por un dispositivo que la convierte en IP y la manda por Internet a otro lugar del mundo donde se hace el proceso inverso. Eso nos da la posibilidad de entablar una comunicación, por caso con Estados Unidos, de handie a handie con un enlace de la señal de voz por Internet”, destacó Primicia.
Y agregó un ítem en relación a ese concepto, admitiendo que “por eso fue interesante contar con una red propia que logra sortear cualquier corte y generar una reunión local por un sistema similar al Zoom. Eso nos permitió mantenernos en contacto pese a las falencias de Internet que puedan surgir de manera global. La idea es extender esta red y expandirla a futuro”.
El Radio Club Bahía Blanca fue fundado en 1948, con actividad continua desde hace 73 años: “Es un orgullo para todos nosotros porque hemos podido mantenernos presentes pese al contexto actual, augurando que pronto podamos regresar a lo más parecido a aquella normalidad, más vinculada con lo social y presencial. Extrañamos los cursos que pensamos reabrir de manera virtual. El problema es que las prácticas operativas deberían readecuarse, una tarea para nada sencilla en los tiempos que corren”, lamentó.
Por último, uno de los dirigentes más antiguos de la entidad indicó que “los jueves se organiza una prueba de equipos para radioaficionados de Bahía Blanca y la zona, práctica que se mantuvo durante toda la pandemia. Consiste en hacer un llamado que es atendido por el operador de turno y los entrevista, intercambiando experiencias en función de cómo están desarrollando su actividad. Dentro de los aspectos negativos mencionados anteriormente, la del radioaficionado es una disciplina que volvió a florecer a partir del confinamiento a nivel mundial”.
En Punta Alta, esperan con ansias la vuelta a la presencialidad
Otro de los que acredita una dilatada trayectoria en el rubro es Abel Romero. Desde el Radio Club Punta Alta, el cual es actualmente presidido por Néstor Astelli, describió el cuadro de situación imperante, a casi un año y medio de que la realidad golpeara sin distinción a toda la sociedad, con la irrupción del Covid-19 en el mundo.
“La institución acató cada una de las normativas vigentes de entonces, lo que nos llevó a mantenerla cerrada por espacio de casi seis meses. Debido a ello, debimos suspender el curso que se había iniciado una semana antes de que se declare la cuarentena. Luego, a medida que se fueron actualizando normativas, nos fuimos adaptando y empezamos a abrir, manteniendo las medidas preventivas”, destacó Romero, al inicio de su charla con este medio.
Y coincidió con su colega bahiense, sobre el aspecto positivo de esta circunstancia: “La pandemia también generó el interés en muchas personas por la radioafición, surgieron consultas sobre cómo podían realizar el curso para obtener la licencia; fue entonces, que llevaron a cabo clases virtuales vía Zoom. El único inconveniente que se nos presentó fue la realización de las prácticas operativas, las cuales consisten en que el alumno junto a su instructor efectúe los ejercicios desde la estación del radio club”.
“No obstante, con la idea y el apoyo de varios socios de la institución, se logró poner en servicio la operación remota de la estación radio. Así, el aspirante en su casa y desde una computadora conectada a Internet, tiene la posibilidad de acceder y el instructor, a través de video conferencia, de supervisarlo y ayudar en las prácticas. Se gestionó ante el ente regulador –Enacom– la autorización correspondiente del uso de la estación en remoto para las prácticas operativas, la cual fue aprobada”, indicó el vecino rosaleño.
Haciendo un poco de historia, reflejó “que el Punta Alta Radio Club, fue el primer organismo del país en tener esta capacidad de operación, la que también permite brindarle al socio un servicio adicional. El año pasado egresaron del curso 13 nuevos radioaficionados, de los cuales cuatro fueron jóvenes, con lo que sumamos en la ciudad cinco chicos entre 10 y 16 años”.
“Como proyecto postergado nos quedó el cambio de emplazamiento de una de las repetidoras de VHF. Por estos días estamos buscando un lugar con buena altura y seguro para montar el equipo y la antena”, sostuvo, con las mismas ganas que el primer día, evidenciando un apasionamiento tan único como digno de ponderar.
Y siguió con su mirada optimista: “Lo bueno de este hobby es que cada cual pudo seguir disfrutando de lo que nos gusta sin que nos afecte la pandemia. Es de destacar que se incrementó mucho la actividad durante el aislamiento, hubo muchos radioaficionados, que por falta de tiempo estaban inactivos y volvieron a la actividad radial durante la cuarentena”.
“El año pasado, la institución cumplió 60 años. Estaba prevista una serie de actos, y reuniones sociales, las cuales no pudieron ser posibles. Las que sí pudimos ejecutar fueron las actividades radiales, sin inconveniente alguno y con mucho éxito”, agregó Romero, esperanzado con lo que se conoce como “nueva normalidad”
Inmediatamente le dejó un mensaje a aquellos interesados en sumarse: “El curso de formación es indispensable para quien pretenda dar sus primeros pasos en las comunicaciones. En la actualidad, estamos a punto de comenzar uno con prácticas operativas que se realizarán tanto en forma remota o, si la situación epidemiológica lo permite, desde el radio club, cumpliendo con el protocolo establecido para tal fin. A los efectos del curso tenemos un grupo de Whatsapp destinado a los aspirantes, para mantener un contacto y evacuar todas las dudas que puedan surgir”.
En la actualidad, en Punta Alta hay 112 radioaficionados, mientras que la entidad cuenta con 130 socios: “Con respecto a las perspectivas de la actividad y los avances tecnológicos, la ventaja sobre otras formas de comunicación es que la radio es independiente de Internet, es decir no depende de servidores. De hecho, en casos extremos de catástrofes donde se pierde el internet y la energía eléctrica, la radio permite un contacto rápido, seguro y exclusivo”.
“A pesar del avance de la tecnología, los radioaficionados mantienen viva la actividad que se sustenta en conocimientos de electrónica y la pasión por las comunicaciones a través de ondas de radio que llegan a cualquier lugar del mundo. Hoy día los que quedamos como radioaficionados a nivel mundial somos los que realmente vivimos la radio, nos gusta experimentar y conocemos o queremos conocer nuevas tecnologías, cerró Romero.
La intercomunicación y las investigaciones técnicas se dan entre personas debidamente autorizadas que se interesan en la radiotécnica, con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro. Quizás allí radique la vigencia y el éxito de una disciplina que pelea por no extinguirse.
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