La desaparición del avión de Malaysia Airlines
en la madrugada del sábado 8 de marzo cuando cubría la ruta entre Kuala
Lumpur y Pekín es un insólito suceso en un mundo hiperconectado. Muchos
ciudadanos se preguntan cómo es posible que en la era de Internet se
haya perdido todo rastro del aparato. Aunque los aviones comerciales
modernos están dotados de varios sistemas de comunicación, el
seguimiento de sus rutas se sigue haciendo por radar, aunque ya están en
desarrollo sistemas de navegación basados en comunicaciones por
satélite.
El nivel de comunicación más básico sería la radio de altas
frecuencias (HF, en sus siglas en inglés) para comunicarse por voz con
tierra o con otros aviones. Otro sistema basado también en ondas de
radio es el radar convencional, que puede detectar objetos en el aire o
el agua, pero no reconocer inmediatamente de qué se trata. En cambio el
radar secundario, el que se usa actualmente en el control del tráfico
aéreo, es capaz de interactuar con el objeto detectado mediante el
transpondedor.
Este aparato recibe señales de radio y responde a ellas. El piloto introduce un código o squawk
(de cuatro dígitos, el 7700 es el que se introduce en caso de
emergencia en determinadas situaciones) que identifica el vuelo de que
se trate, de modo que en la pantalla del controlador aéreo no se ve solo
un punto indefinido como en los radares primarios sino el número de
vuelo. Además proporciona información sobre posición, altura, rumbo,
velocidad e incluso determinadas opciones que tenga seleccionadas el
piloto, en función de lo sofisticado que sea el sistema.
El MH370 desapareció de los radares secundarios a la 1.30 del sábado
cuando volaba a 35.000 pies (10.670 metros). Un radar militar (primario)
detectó un objeto 45 minutos más tarde a 29.500 pies (9.000 metros), a
cientos de kilómetros de la última posición conocida. No se ha
confirmado que correspondiese al Boeing 777 desaparecido.
Además, el avión dispone de balizas que se activan en caso de
accidente para señalar la posición del aparato. También las llamadas
cajas negras, que registran todas las conversaciones en la cabina y los
datos de los sistemas del avión, llevan un dispositivo que emite señales
para facilitar su localización durante 30 días. Las autoridades
malasias no han informado de que se haya recibido ninguna de esas
señales.
Los sistemas del avión también envían información a tierra mediante
el ACARS (Aircraft Communications Addressing and Reporting System) que
transmite vía radio o por satélite mensajes cortos que incluyen datos
sobre los sistemas del avión. Según las autoridades malasias, dejó de
transmitir a la 1.07, 23 minutos antes de desaparecer.
Los aviones suelen llevar también un sistema GPS pero solo para
determinar su posición. Solo los equipados con una antena de
comunicación por satélite (SATCO, del que según Boeing carecía el
aparato perdido) permiten a la tripulación hablar por teléfono, enviar
datos o navegar por Internet en vuelo.
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